Una obra inspirada en el corazón de Francisco de Asís, quien abrazó la pobreza. Compartimos el informe de mayo 2021 a noviembre 2021 del Proyecto de Acompañamiento a personas en situación de calle, “Buen Samaritano” en la Ciudad de Buenos Aires, Argentina, impulsada por la Provincia Franciscana de la Asunción OFM.
Consultas: Se atendieron 80 personas que se acercaron por consultas vinculadas con situaciones personales o sociales, requerimiento de asesoramiento, orientación y principalmente, de escucha. En su mayoría son adultos jóvenes con promedio de edad entre 25 y 45 años que se encuentran en situación de calle o en riesgo de situación de calle.
Consultas legales: Se atendieron 70 consultas legales (La abogada atiende una vez por semana).
Viandas: Los frailes y los voluntarios entregan todos los viernes unas 200 viandas.
Los viernes: Cada viernes unas 60/70 personas se acercan al Convento llevando bandejas también para quien se ha quedado en la calle cuidando de sus pertenencias.
Testimonio. Julián / Acompañante pedagógico del Buen Samaritano
“A Juan y María José los conocí hace ya 5 años, ambos vivían enfrente del Convento, (…). La situación no era de las mejores, ambos dormían en un colchón. Ella sufría cada tanto vómitos debido a que estaba embarazada de 5 meses, pero se negaba a ser atendida o ir a un hospital por miedo de perder el colchón y las pocas pertenencias que tenían. Cada tanto lograban juntar algo de dinero como para dormir en alguna pensión que lógicamente tendría baño compartido, pero sin agua caliente para una buena ducha. Con el Buen Samaritano se fueron logrando cosas básicas, como una comida caliente o una simple ducha o poder cambiarse la ropa.
Los meses pasaron y nació Noha, y si bien significaba un gasto extra en la economía, se pudo colaborar con pañales y ropa para bebé. De a poco dejaron la calle y consiguieron un cuarto en la Villa 31 (barrio marginal con casas precarias) del barrio de Retiro.
Juan consiguió un trabajo de albañil, las cosas parecían encaminarse, pero llegó la pandemia y ese trabajo desapareció. Sin indemnización ya que el trabajo era en negro (informal) la solución que se encontró fue colaborar con no solamente viandas si no con bolsones de comida para asegurar una estabilidad mejor.
Pasando la pandemia Juan logró juntar un poco de dinero para alquilar un carrito, 1.200 pesos por día, para salir a juntar cartón, el kilo de cartón se paga 200 pesos. Básicamente los primeros 6 kilos de cartón son para pagar el carro; la competencia es grande y para salir a recaudar y encontrar el preciado papel tienen que salir temprano y hacer jornadas de 12 a 14 horas para hacer una diferencia.
Los temores y la incredulidad hicieron que las primeras veces Juan y María José no quisieran ingresar a realizar las consultas con la Trabajadora Social o la Abogada del Buen Samaritano. Fueron tres viernes de charlas, explicándole que no se perdía nada con entrar a consultarle y ver si se podía acceder a algún derecho, de esos que se pierden sin saber que alguna vez se tenían.
Juan, María José y Noha aún nos visitan cada tanto y a menudo se les sigue colaborando con ropas, pañales, comida o simplemente acceso legal.
Se intenta cada día mejorar, con pocos gestos, pero con un gran trabajo, las vidas de las personas que hoy por hoy se encuentran debajo de la línea de pobreza.
Es largo el camino y Juan cada tanto nos agradece de la mejor forma posible, ayudando a otras personas”.
Informe Intermedio – Buen Samaritano (1)