“Sacar lo nuevo y lo viejo del tesoro de nuestra casa”

Papa Francisco. Un Magisterio con raíces franciscanas

Actualidad

Así inició su pontificado eligiendo por sopresa de todos el nombre Francisco en honor a San Francisco de Asís.

Fr. Massimo Fusarelli OFM Ministro general. Lettera Tranisto Papa Francesco ES. dedicó un Carta que llamó «Tránsito del Papa Francisco» en la que recoge delicadamente las raíces franciscanas elegidas por el Papa.

Compartimos:

El magisterio del Papa Francisco se nutrió de bastantes intuiciones franciscanas, ampliándolas y reactualizándolas para nuestro tiempo. Las dos Cartas Encíclicas con títulos explícitamente franciscanos – Laudato Sì y Fratelli tutti – son su expresión más completa, sin embargo, todo el corpus de sus enseñanzas está impregnado de esta sensibilidad. Laudato Si


La creación. El Papa retomó en la Laudato Si la visión cosmo-relacional del Cántico de las Criaturas, donde Francisco de Asís reconoce la fraternidad con todas las criaturas, llamándolas “hermanas” y “hermanos”. Esta visión se ha desarrollado en la ecología integral, que reconoce la profunda interconexión entre el entorno natural, la sociedad humana y la dimensión espiritual. El “todo está conectado” de la Encíclica se hace eco del “todo es relación” que vivió el Poverello con respecto a la creación. Jubileo Cántico.


Fraternidad universal. En la exhortación apostólica Querida Amazonia continúa también esta línea, extendiendo la preocupación franciscana por las criaturas a la defensa de las culturas indígenas y sus territorios. En Fratelli tutti, el Papa tomó como referencia la experiencia de Francisco ante el Sultán, proponiendo la “amistad social” como paradigma para nuestro tiempo: el encuentro desarmado con el otro, la capacidad de reconocer al hermano más allá de cualquier barrera religiosa o cultural. Además, retomó la intuición de Francisco sobre la fraternidad universal, la justicia como dimensión del amor y la reconciliación que nace de la minoridad. El “buen samaritano” de esta Encíclica nos remite al Francisco que abraza al leproso, reconociendo en él no solamente a un hermano, sino al Cristo sufriente. Fraternidad.

Predilección por los pobres. También en otras cartas, como Evangelii Gaudium y Gaudete et Exsultate, encontramos temas profundamente franciscanos: la alegría que brota del encuentro con el Evangelio, la sencillez como senda de santidad, la misericordia como el nombre de Dios y la predilección por los pobres como criterio de autenticidad evangélica. Incluso en la Exhortación Apostólica Amoris Laetitia se resalta esa dimensión del mor verdadero, tierno y concreto que caracterizó a Francisco en su relación con cada persona. Amoris Laetitia.

No podemos olvidar, por otra parte, cómo la Bula de Indicción al Jubileo Extraordinario de la Misericordia, Misericordiae Vultus, evoca la experiencia de Francisco, quien, en su encuentro con el leproso, descubrió el rostro misericordioso de Dios. Misericordiae Vultus.

Hospital de campaña. Del mismo modo, la carta Admirabile Signum, sobre el significado del pesebre, nos remite a la Navidad de Greccio, donde Francisco quiso “ver con los ojos del cuerpo” la pobreza y la humildad de la Encarnación. Todo este magisterio se traduce en una visión de la Iglesia muy cercana a la primitiva fraternidad franciscana: una Iglesia en salida, no autorreferencial, pobre y para los pobres, que busca restaurar la dignidad de los descartados y convertirse en un “hospital de campaña” que sane las heridas de la humanidad, en lugar de una fortaleza atrincherada en sus seguridades. Podemos decir que la visión de la Iglesia como pueblo de Dios peregrino en la historia, madurada con el Concilio Vaticano II, encontró en nuestro llorado Santo Padre un testigo y un artífice convencido y valiente. Carta Admirabile Signum.

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