“Sacar lo nuevo y lo viejo del tesoro de nuestra casa”

El Santo del Alverna es un compañero de camino

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Del estigmatizado a los estigmatizados de hoy. Compartimos una de las partes más conmovedoras de la Carta que escribe el Ministro General de la Orden Franciscana Fr. Massimo Fusarelli, OFM y su Definitorio, en la solemnidad de San Francisco 2024.

El encuentro con Cristo transforma a Francisco: desde el Alverna desciende con una renovada capacidad para reconocer el misterio de la cruz y la gloria manifestada en la historia. Por un lado, renovará su cercanía y contacto con los estigmatizados de la historia, esos pobres y leprosos a los que seguirá estando próximo, y por otro reconocerá la gloria del cosmos, en ese Cántico del Hermano Sol que compondrá unos meses después de su descenso del Alverna.

El verdadero encuentro con el Cristo crucificado y resucitado actúa también en nosotros, al igual que en Francisco, y nos lleva a reconocer a los estigmatizados de nuestro tiempo, a los que hay que acercarse, consolar y cuidar, del mismo modo que nos invita a mirar el cosmos, en el que hoy reconocemos un trabajo de muerte y de vida: un cosmos que lleva los estigmas de la explotación violenta, pero que sigue revelando la fuerza de la vida, impresa por el Creador.

Cada uno de nosotros está invitado a dar un nombre a estos estigmas de nuestra historia y a reconocer los signos de muerte y de vida en la creación, que reclaman nuestro compromiso: que el Señor imprima también en nosotros, en nuestros corazones, manos y pies la disponibilidad para reconocer las llamadas concretas a trabajar por su Reino.

Como lo dijo el Papa Francisco al recibir a la fraternidad de frailes del Alverna en este año del centenario, «el cristiano está llamado a dirigirse de manera especial a la los “estigmatizados” que encuentra: a los “marcados” por la vida, que llevan las cicatrices del sufrimiento y de la injusticia padecida o de los errores cometidos. Y en esta misión, el Santo del Alverna es un compañero de camino, que sostiene y ayuda a no dejarse aplastar por las dificultades, los miedos y las contradicciones, propias y ajenas. Es lo que hizo Francisco cada día, desde el encuentro con el leproso en adelante, olvidándose de sí mismo en el don y el servicio».

Lettera San Francisco 2024. Versión completa en español.

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