Fr. Emilio Andrada. Ministro Provincial de la Provincia Franciscana de la Asunción.
500 años del don del Evangelio y presencia Franciscana en México.
Entre los días 22 al 28 de mayo de 2024 tuve el privilegio de participar de la Asamblea celebrativa de la UCLAF con motivo de la celebración del V Centenario del inicio de la Evangelización en América. Dada la importancia del evento, estuvo presente el Ministro General, Fr. Massimo Fusarelli, el Vicario General, Fr. Ignacio Cejas y todo el Definitorio General. También estuvieron todos los Provinciales y Custodios de México, Centro América, El Caribe, los de la Conferencia Bolivariana y los de la Conferencia de Brasil y Cono Sur, a la que pertenecemos.
La mayoría del tiempo estuvimos en el Puerto de Veracruz, lugar de la llegada de los “Doce apóstoles Franciscanos”, cuyos nombres me apresuro a detallar, porque creo que muy merecido tienen nuestro agradecido recuerdo. Encabezados por fray Martín de Valencia –primera autoridad eclesiástica que llegó a México—los otros once frailes franciscanos fueron: Francisco de Soto, Martín de la Coruña. Toribio de Benavente (después apodado por los indígenas “Motolinía”, por su apego a los pobres), Luis de Fuensalida, Antonio de Ciudad Rodrigo, Juan Suárez, García de Cisneros, Juan de Ribas, Juan de Palos y Andrés de Córdoba.[1]
Muchas fueron las conferencias, discursos, celebraciones litúrgicas, incluso una obra de teatro, y otros homenajes, orientados a honrar la memoria de estos doce frailes. Pero, lo que más me impactó de ellos es que su herencia está viva en el pueblo simple de México, que se expresa en su cultura y religiosidad. De hecho, estos frailes misioneros tuvieron sumo interés en conocer la cultura y religión de los aborígenes. Ellos conocieron la cultura azteca directamente; su proyecto era instaurar una Iglesia indiana basada en el respeto al indígena como persona, haciendo el esfuerzo de conocer su lengua, adaptando el catecismo para que lo entendieran, incluso con ilustraciones. Esto produjo que los indígenas sintieran cercanos a los frailes que, para promoverlos, fundaron escuelas conventuales.
En definitiva, fue un trabajo arduo de adaptación a la cultura indígena, no una imposición. Es por eso que, cinco siglos después, puede percibirse el talante religioso de los mexicanos, su orgullo de tener por madre a la Madre de Guadalupe, Patrona de América Latina; su amor y respeto por los franciscanos. Uno de los momentos más significativos fue, la misa en acción de gracias por los 500 años de Evangelización, celebrada en el Santuario de Ntra. Sra. de Guadalupe.
Los doce misioneros “apóstoles” franciscanos de América, se desempeñaron en lo que hoy es todo México y el sur de Estados Unidos. Pero su estilo evangelizador marcó un modelo que se replicó en toda América del Sur. Su ejemplo fue seguido por tantos misioneros de nuestra Orden y de otros, como los Dominicos, Agustinos, Mercedarios y, algo después, por los Jesuitas. Puede decirse que, en toda América, desde México, Centro América, El Caribe y América del Sur, los misioneros han sabido respetar la cultura y religiosidad original de los habitantes que encontraron en estas tierras.
Todo esto, nos interpela también hoy para que, como aquellos osados y lúcidos misioneros, nos esforcemos por interpretar la cultura y talante religioso de los niños, jóvenes, hombres y mujeres de nuestro tiempo. Ellos sembraron sin saber cuál sería el resultado, y vaya que fue abundante la cosecha. Nosotros también estamos llamados a sembrar en esta nueva época de cambios, acelerados y constantes, en este “nuevo mundo, sin esperar frutos inmediatos, pero seguros y confiados de que el Señor, por obra del Espíritu Santo, hará que un día otros los aprovechen. Que así sea.
[1] Dato extraído de: https://es.aleteia.org/2021/10/14/los-doce-apostoles-franciscanos-y-la-semilla-de-la-nueva-evangelizacion, 30/05/2024