Fr. Eduardo Zatti ofm.
Semblanza de Fr. Domingo A. Almada. 4/8/1937 – 6/7/2023
Proemio
A las 13:30hs. del día 6 de Julio recibíamos la noticia del fallecimiento de Fr. Domingo A. Almada en el convento de La Rioja. El deceso ocurría una semana después de haber estado internado; siendo atendido con mucha dedicación y esmero por Fr. Jorge Lezcano; y habiendo recibido conscientemente con serenidad y paz los Stos. Sacramentos, celebrados por Fr. Ángel Gayte. En esos días estuvo el Mtro. Provincial, Fr. Emilio Andrada, acompañándoles y animándoles.
Casi diríamos que Fr. Domingo se estaba preparando y percibía su próxima partida. Notaba que se mareaba un poco, comía menos, y solía comentar: “ya me estoy yendo”. El desenlace era previsible; sin embargo, no dejó de sorprendernos porque él siempre gozó de buena salud.



Semblanza
Fr. Domingo Artirio Almada había nacido en Córdoba el 4 de Agosto (otrora, fiesta de Santo Domingo) de 1937; sus padres fueron José Pablo Almada y Angélica Rosa Mansilla; tuvieron 8 hijos, formando una hermosa familia cristiana, de la que surgieron dos vocaciones a la vida religiosa: Domingo y su hermana, María Águeda (de la congregación “Hijas de Nuestra Señora del Huerto”). Domingo ingresó al Postulantado de Córdoba, después al de Paso del Rey. El Noviciado lo cumplió en Catamarca, donde hizo su primera profesión el 29 de Enero de 1955. Cursó la Filosofía y Teología en San Antonio de Padua. Allí emite su profesión Solemne el 30 de Enero de 1959, y también es ordenado sacerdote el 18 de Marzo de 1961.
Las casas que lo tuvieron por morador fueron San Antonio de Padua, Buenos Aires, Tucumán, Sgo. del Estero, Mendoza, Santa Fe y la Rioja. Curiosamente, nunca estuvo en ninguna casa de la Córdoba que lo vio nacer; empero, cuando lo viene a buscar la hermana muerte lo hace en el día de la Fundación de la misma (6 de Julio).
Actuó por varios años en la pastoral educativa en los colegio de San Antonio de Padua, Tucumán y Mendoza. En Sgo. del Estero fue Párroco por 6 años. Y la gente, aún hoy lo recuerda como un “un gran padre y amigo”. Un condiscípulo suyo me recordaba que siempre era muy alegre y dicharachero y por supuesto, hincha de Boca, su equipo favorito. Fr. Domingo solía decir con cierto gracejo: “después de San Francisco sigue Boca”.
Hace algunos años había tenido la gracia de participar de un retiro espiritual, junto con un grupo de sacerdotes y laicos en el santuario de la Virgen Reina de la Paz, en Medjugorje-Croacia (ex Yogoeslavia) y, confidencialmente, me había comentado que le había hecho mucho bien.
Durante varios años padeció intensos dolores en la cintura provocados por “una culebrilla”, y que trató por diversos modos de encontrarle cura, pero, al no hallarla, me decía estar convencido que el Señor se la enviaba como medio de purificación.
“Desde que vino a La Rioja, y sobre todo después de la muerte de Fr. Leandro estaba dispuesto a ir a cualquier lugar que le pidieran, aun últimamente, cuando tenía mareos. Pero yo le decía; Domingo, si no podes, tranquilo; me decís, y no pasa nada”. Tal era el comentario de Fr. Jorge. Es que su consigna era “servir siempre y molestar lo menos posible”. Así lo conocí yo cuando estábamos en Mendoza; ahora, Fr. Jorge lo corroboraba.
Hacia el Ocaso-Luz
Ocurrido el fallecimiento, ese mismo día 6, el cuerpo de Fr. Domingo fue colocado en el templo donde fue acompañado por religiosos y laicos con oraciones y cantos. A las 20hs. presidió la primera misa exequial el Obispo diocesano Mns. Dante Gustavo Braida. Al día siguiente, a las 9:30hs fue la misa parroquial, presidida por Fr. Jorge Lezcano y concelebrada por el padre Gustavo, párroco de la Catedral; y el padre Pío, párroco de Vinchina. La tercera misa exequial fue a las 13:30hs presidida por el guardián, Fr. Julio Bunader y concelebrada por varios curas del Clero y los Hnos. Jorge Lezcano, Ángel Gayte, Eligio Bazán y Eduardo Zatti; varios familiares de Fr. Domingo y numerosos fieles.
Concluida la misa y el responso subsiguiente, nos encaminamos hacia el cementerio parque “La Resurrección”. Allí las oraciones finales fueron dirigida por Fr. Jorge. Los restos de Fr. Domingo fueron colocados en la misma parcela en la que otrora (2010) fueran inhumados los restos de Fr. Luis Gudiño. Allí esperarán la resurrección de los justos, mientras nosotros aguardamos que el Señor nos envíe nuevas vocaciones para nuestra Provincia.
¡Fr. Domingo, vive la alegría eterna de Dios!