Fr. Emilio L. Andrada Ministro provincial
Corrientes, 9 de octubre de 2021
PALABRAS DE DESPEDIDA DE LOS FRANCISCANOS, DE LA PARROQUIA SANTUARIO “LA MERCED”, CON MOTIVO DE LA ENTREGA DE LA MISMA A LA ARQUIDIOCESIS DE CORRIENTES.
Queridos Hermanos todos:
Hoy es un día histórico para la Orden franciscana en esta Parroquia – Santuario de Ntra. Sra. de La Merced. Fue un 22 de enero de 1857 que tomaban posesión como párrocos los Misioneros franciscanos de la Congregación de la Propaganda Fide. Fueron 164 años al servicio de la Iglesia en Corrientes. Años en los que, los franciscanos que actuaron, supieron granjearse la simpatía y el cariño de los fieles. Ellos integran una lista que sería largo de nombrar, pero que quedan en la memoria agradecida de muchos de los aquí presentes. Estos frailes, venidos de Italia, no sólo supieron dar a este lugar la jerarquía de la que hoy goza, sino que también lo hicieron en otros templos, como el de Mercedes, San Luis del Palmar, San Antonio de Mburucuyá, CaáCatí, Yaguareté Corá, San Miguel y Loreto. En todos esos lugares, concluidos sus trabajos, lo dejaban a los clérigos que se hacían cargo de la misión, demostrando un enorme sentido de generosidad y desprendimiento. Hoy siento que, en lugar de ellos venimos a hacer lo mismo, y en su nombre decimos:
“Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer.”
(Lc 17, 10)
También aquello del Evangelio de Mateo, a los que el Señor promete ser partícipes del Reino de los Cielos:
«Señor, tú me entregaste cinco talentos, pero aquí están otros cinco más que gané con ellos.»
(Mt 25,20)
Hermanos, hace varios años la Orden franciscana viene disminuyendo numéricamente, no sólo por el fallecimiento de frailes ya mayores, sino, por la salida de otros y el escaso número de vocaciones ingresantes. Algo que sucede en toda la Iglesia, en los tiempos que corren. Una realidad que nos desafía a concentrarnos para encontrar, como lo hicieron los Misioneros franciscanos que llegaron aquí, cuál es el lugar y el modo en que debemos ubicarnos, como “fraternidad contemplativa en misión”, que es lo que estamos llamados a ser. Somos peregrinos, itinerantes, y tenemos que ir en busca de nuevas maneras de estar presentes en el mundo y en la realidad que nos toca evangelizar.
Esta exigencia de búsqueda de una mayor fidelidad a nuestro carisma no está libre de dificultades. Pero las dificultades adquieren un sentido según la actitud con que las enfrentemos, según el modo cómo las aceptemos: “en ese ‘cómo’ se encuentra la posibilidad de alcanzar un sentido y conferírselo a la vida” , tanto a la nuestra, como a los demás. Sí, hay que hacer frente al pánico y al miedo que, por estas cuestiones, nos invaden y confiar, pues, como decía el Beato Mamerto Esquiú: “Esperemos en la Divina Providencia, que no nos abandona nunca.” La angustia, con la fuerza de la fe, “educa al individuo para que descanse en la Providencia.”
Queridos fieles de esta Parroquia y Santuario de “Ntra. Sra. de La Merced”, sabemos que al presente algunos pueden experimentar estos miedos, angustias, tristezas y dolor, por esta despedida. Deseamos que les suceda como decía San Francisco: “lo que era amargo, se me torno en dulzura”. Y que, como decía el papa San Juan XXIII, también franciscano, “Consideremos la alegría como elemento importantísimo de la vida espiritual, atmósfera de las virtudes heroicas, espíritu, impulso y guía.”
Porque hoy es también un día de alegría, de agradecimiento a los hermanos que hasta el presente aquí trabajaron por la obra del Señor. Un día para dar gracias que podemos dejar, en las manos de otros diligentes pastores, la realidad de una comunidad que cree firmemente en nuestra fe católica, que tiene una esperanza que le hace superar dificultades, y que es capaz de seguir trabajando junto a su nuevo párroco por amor a Dios, a la Virgen María, y a los peregrinos que vienen a este lugar a pedir gracia y bendición. En este sentido, quiero agradecer particularmente a Fray Fredy Fernández, el último Párroco franciscano de estos ilustres 164 años, porque supo tomar en sus manos la responsabilidad que se le confiaba, y ha sabido mantener en alto el buen ánimo de los fieles que forman parte de esta Comunidad.
Que el Señor bendiga a esta Comunidad, que bendiga a la Iglesia que está en Corrientes, que bendiga a la Orden franciscana.
¡Que el Señor les dé su Paz!